El Pacto de Torreón: reconciliación entre Carranza y Villa durante la Revolución Mexicana
El Pacto de Torreón: reconciliación entre Carranza y Villa durante la Revolución Mexicana fue un importante acuerdo político y militar firmado el 4 de julio de 1914 en la ciudad de Torreón, Coahuila. Su propósito fue restablecer la unidad del Ejército Constitucionalista y poner fin a las tensiones entre el general Venustiano Carranza, Primer Jefe del movimiento, y el general Francisco Villa, comandante de la División del Norte. Este pacto buscó garantizar la cohesión del ejército revolucionario frente a los enemigos comunes del proceso revolucionario: el dictador Victoriano Huerta.
Contexto histórico del Pacto de Torreón
Para comprender el Pacto de Torreón, es necesario recordar la situación que vivía México en 1914. Después del derrocamiento del dictador Victoriano Huerta, el Ejército Constitucionalista —liderado por Venustiano Carranza— se había fortalecido gracias a las victorias de las divisiones revolucionarias en el norte del país. Sin embargo, surgieron disputas internas entre los líderes militares, especialmente entre Carranza y Pancho Villa, quienes diferían en la manera de organizar el poder político tras la caída del régimen huertista.
El general Pancho Villa, apoyado por numerosos jefes militares y con gran prestigio popular, consideraba que Carranza debía compartir las decisiones políticas y respetar la autonomía de las divisiones. Por otro lado, Venustiano Carranza insistía en mantener su papel como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y máxima autoridad del movimiento. Estas diferencias amenazaban con dividir el esfuerzo revolucionario justo cuando el país necesitaba consolidar la victoria.
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Pancho Villa lideró a la División del Norte contra el dictador Victoriano Huerta |
La reunión en Torreón
Ante la gravedad de los conflictos, el 4 de julio de 1914 se reunieron en la ciudad de Torreón los representantes de las Divisiones del Norte y del Noreste. Por la División del Norte asistieron José Isabel Robles, Dr. Miguel Silva, Ing. Manuel Bonilla y Roque González Garza como secretario. Por la División del Noreste participaron los generales Antonio I. Villarreal, Cesáreo Castro y Luis Caballero, con Ernesto Meade Fierro como secretario.
La reunión se llevó a cabo en el edificio del Banco de Coahuila, ubicado en la calle Zamora número 423. El objetivo fue zanjar las diferencias entre los jefes militares y acordar una postura común frente a Carranza. El Dr. Miguel Silva fue elegido presidente de la asamblea, que comenzó exhortando a los delegados a actuar por el bien de la patria.
Principales acuerdos del Pacto de Torreón
Durante las sesiones, que se prolongaron entre el 4 y el 8 de julio de 1914, se tomaron decisiones fundamentales. En primer lugar, la División del Norte reconoció oficialmente a Venustiano Carranza como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y reafirmó su adhesión a su liderazgo. A la vez, se confirmó que Francisco Villa continuaría como jefe de la División del Norte, garantizando así la estabilidad militar en el norte del país.
Uno de los puntos centrales del pacto fue el compromiso de que todas las divisiones constitucionalistas recibirían los recursos necesarios para continuar las operaciones militares, pero conservando una relativa autonomía administrativa y militar. Esto permitía a los jefes de las divisiones actuar con flexibilidad, siempre que informaran de sus decisiones a la jefatura de Venustiano Carranza.
Otro aspecto relevante fue la propuesta de crear un gabinete responsable, integrado por ministros designados por los gobernadores y con plena autoridad para manejar los asuntos del gobierno. Además, se acordó que, una vez triunfante la revolución, se convocaría una Convención Nacional para establecer un programa de gobierno y definir la fecha de las elecciones.
Reformas al Plan de Guadalupe
El Pacto de Torreón también incluyó reformas al Plan de Guadalupe, documento base del movimiento constitucionalista. Entre los cambios más importantes se estableció que, al asumir el poder, Carranza convocaría a elecciones generales y entregaría el gobierno al ciudadano que resultara electo. Asimismo, se propuso que ningún jefe constitucionalista pudiera postularse como candidato a la presidencia o vicepresidencia de la República, garantizando así la pureza del proceso democrático.
Compromisos sociales del pacto
Uno de los puntos más trascendentes fue la cláusula octava, donde las Divisiones del Norte y del Noreste reconocieron que la revolución debía ser una lucha de los desheredados contra los poderosos. Se comprometieron a combatir la desigualdad, a realizar una distribución equitativa de las tierras y a promover el bienestar de los obreros y campesinos. Además, se señaló la necesidad de reformar el papel del clero católico, que había apoyado a Huerta, y de instaurar un verdadero régimen democrático.
Consecuencias del Pacto de Torreón
Aunque el Pacto de Torreón representó un esfuerzo por mantener la unidad del movimiento revolucionario, la reconciliación entre Carranza y Villa fue efímera. Las tensiones resurgieron poco después, especialmente por desacuerdos políticos y militares. Finalmente, ambos líderes rompieron su alianza, lo que condujo a la Convención de Aguascalientes en octubre de 1914 y a una nueva etapa de enfrentamientos entre las facciones revolucionarias.
A pesar de su corta duración, el pacto dejó una profunda huella en la historia mexicana. Representó el intento más claro de conciliar los ideales de unidad, democracia y justicia social dentro de la Revolución Mexicana. También reveló las profundas divisiones ideológicas que existían entre los revolucionarios, anticipando los conflictos que marcarían los años siguientes.
Conclusión
En resumen, El Pacto de Torreón: reconciliación entre Carranza y Villa durante la Revolución Mexicana simboliza un momento de esperanza en medio de la incertidumbre. Fue un esfuerzo por lograr la reconciliación política y fortalecer el proyecto constitucionalista. Aunque su cumplimiento fue parcial, sus acuerdos reflejan los valores de justicia, democracia y unidad nacional que inspiraron a los revolucionarios de 1914. A través de este pacto, la historia de México mostró una vez más su búsqueda constante por construir un país más justo y libre.
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