El Plan de Agua Prieta

El Plan de Agua Prieta: rebelión contra Carranza y el fin del constitucionalismo

El Plan de Agua Prieta: rebelión contra Carranza y el fin del constitucionalismo fue un documento político fundamental proclamado el 23 de abril de 1920 en Agua Prieta, Sonora, con el objetivo de desconocer al presidente Venustiano Carranza y reorganizar el poder constitucionalista en México. Este plan marcó un hito dentro de la Revolución Mexicana, pues señaló el inicio de un movimiento militar y político que culminaría con la caída del gobierno de Venustiano Carranza y la consolidación de nuevas autoridades.

Contexto histórico del Plan de Agua Prieta

Tras años de conflictos internos en la Revolución Mexicana, Venustiano Carranza, quien había llegado al poder como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, fue acusado de favorecer los intereses de su partido y de desconocer la voluntad popular para las próximas elecciones al inhabilitar al general Álvaro Obregón y favorecer a su candidato el ingeniero Ignacio Bonillas. Sus acciones incluyeron la suspensión de garantías individuales y violaciones a la soberanía de los estados, lo que provocó el rechazo de numerosos jefes militares y políticos que defendían la Constitución de 1917.

El Plan de Agua Prieta impulsado por el general Álvaro Obregón surgió como respuesta a estas irregularidades y a la negativa de Carranza de ceder el gobierno a un militar, él pensaba que debería gobernar un civil. Se formó el Ejército Liberal Constitucionalista, para asumir la soberanía, restaurar el orden constitucional y garantizar el respeto a la ley. Se trató de un movimiento pacífico y legal en su origen, aunque respaldado por la fuerza militar para asegurar su cumplimiento.

Rebelión de Agua Prieta
Plan de Agua Prieta

Contenido y objetivos del plan

Entre los puntos centrales del Plan de Agua Prieta se destacaron: la renuncia de Venustiano Carranza al poder ejecutivo; el desconocimiento de autoridades locales surgidas de elecciones irregulares; y el reconocimiento de gobernadores constitucionales legítimos, como Adolfo de la Huerta en Sonora y José Santos Godínez en Nayarit. También se reafirmó la Constitución de 1917 como Ley Fundamental de la República y se organizó el Ejército Liberal Constitucionalista bajo la autoridad de De la Huerta como jefe supremo interino.

El plan estableció un procedimiento para designar al jefe supremo del ejército a través de delegados de gobernadores que reconocieran el movimiento. Asimismo, contemplaba la posterior convocatoria a elecciones presidenciales y legislativas, garantizando que la transición se realizara conforme a la Constitución vigente. También incluía la creación de gobernadores provisionales en estados donde las autoridades locales se opusieran al plan, asegurando la estabilidad política y administrativa.

Impacto político y militar

El Plan de Agua Prieta tuvo consecuencias inmediatas en la política mexicana. Provocó la desobediencia de Venustiano Carranza y motivó que gran parte del Ejército Constitucionalista se uniera a De la Huerta, debilitando la autoridad del presidente en funciones. Esto aceleró la caída de Carranza y consolidó un nuevo liderazgo revolucionario, sentando las bases para la reorganización del gobierno y la elección de un presidente provisional que continuara con el proceso constitucionalista.

Además, el plan reafirmó los principios de sufragio efectivo y no reelección, fundamentales en la Revolución Mexicana, y promovió la protección de la industria, el comercio y los negocios, así como garantías a nacionales y extranjeros, estableciendo un marco de orden político y económico.

Conclusión

En síntesis, El Plan de Agua Prieta: rebelión contra Carranza y el fin del constitucionalismo fue un documento clave que evidenció la tensión entre el poder central y las fuerzas revolucionarias. Su proclamación significó un paso decisivo para restaurar la Constitución de 1917, reorganizar el ejército y sentar las bases para una transición política más legítima. Este plan simboliza la importancia de la legalidad, la autoridad militar y la voluntad popular en la historia de México, consolidando la figura de Adolfo de la Huerta como líder interino y abriendo el camino a un nuevo periodo constitucional.

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