Biografia de Josefa Ortiz de Domínguez

Doña Josefa Ortiz de Domínguez: La Corregidora y Heroína de la Independencia de México

Josefa Ortiz de Domínguez (8 de septiembre de 1768 – 2 de marzo de 1829), conocida como “La Corregidora”, fue una conspiradora y firme defensora de la independencia de México. Su lucha contra el dominio español a principios del siglo XIX la convirtió en una de las figuras más relevantes del movimiento independentista mexicano.

Primeros años y educación de Josefa Ortiz de Domínguez

Doña Josefa Ortiz de Domínguez nació en Valladolid (hoy Morelia), hija de Juan José Ortiz, capitán del regimiento Los Morados, y Manuela Girón. Su infancia estuvo marcada por la tragedia: su padre fue asesinado en una batalla y poco después perdió a su madre.

Su hermana, María Sotero Ortiz, se encargó de su crianza y logró asegurarle un lugar en el prestigioso Colegio de las Vizcaínas en 1789, donde recibió educación de alto nivel. En 1791, se casó con Miguel Domínguez, quien había sido visitante frecuente de su escuela y se convirtió en su compañero en la vida familiar y política.

Vida en Querétaro y compromiso social

Josefa Ortiz de Domínguez
En 1802, Miguel Domínguez fue nombrado Corregidor de Querétaro, cargo clave durante la colonia española. Durante este periodo, Josefa se dedicó al hogar y a la educación de sus 14 hijos, desarrollando al mismo tiempo una profunda conciencia social y política.

Mostró simpatía por los amerindios, mestizos y criollos, quienes enfrentaban opresión por el gobierno colonial español. Los amerindios sufrían explotación, mientras que mestizos y criollos eran relegados a roles secundarios en la administración. Este descontento originó la formación de sociedades secretas y literarias, donde se discutían ideas de La Ilustración, prohibidas por la Iglesia Católica.

Participación en sociedades secretas y reuniones revolucionarias

Josefa Ortiz de Domínguez asistió a algunas de estas reuniones y persuadió a su esposo de organizar reuniones políticas en su casa, que contaron con la participación de figuras históricas clave, como Miguel Hidalgo e Ignacio Allende.

Estas reuniones derivaron en discusiones sobre la independencia y el derrocamiento del dominio español, convirtiendo la casa de los Domínguez en un centro estratégico de planificación insurgente.

Guerra de Independencia de México

El derrocamiento del rey Fernando VII de España tras la invasión napoleónica en la península Ibérica aumentó la perspectiva de independencia en las colonias españolas. Las reuniones en la casa de Josefa se consolidaron como la sede oficial de la conspiración, incluyendo la recolección de armas y organización de suministros.

El inicio de la revolución estaba previsto para el 8 de diciembre de 1810, pero el 13 de septiembre los conspiradores fueron traicionados. El virrey ordenó a Miguel Domínguez realizar un registro domiciliario para capturar a los líderes insurgentes, y Josefa fue apresada en su habitación.

A pesar de la captura, Josefa logró avisar al resto de los conspiradores mediante el alcalde don Ignacio Pérez, permitiendo que líderes como Miguel Hidalgo adelantaran el inicio de la revolución. El famoso Grito de Dolores, proclamado el 16 de septiembre de 1810, marcó el inicio de la Guerra de Independencia de México.

Arresto y reclusión

Tras descubrirse su participación, Josefa y su esposo fueron encarcelados por separado. Ella fue enviada al monasterio de Santa Clara en Querétaro, luego trasladada a la Ciudad de México para ser juzgada.

A pesar de los esfuerzos de Miguel Domínguez como abogado, fue encontrada culpable y recluida en el monasterio de Santa Teresa, y posteriormente trasladada al convento de Santa Catalina de Sena. Fue liberada en 1817 bajo la condición de abstenerse de apoyar la rebelión.

Participación después de la independencia

En 1822, tras la independencia, el emperador Agustín de Iturbide ofreció a Josefa Ortiz de Domínguez el puesto de dama de honor de su esposa, Ana Duarte de Iturbide, pero ella lo rechazó, considerando que el Primer Imperio mexicano contradecía los ideales de la independencia.

En 1823, fue nuevamente reconocida como “mujer de honor”, honor que también rechazó. Durante sus últimos años, participó en grupos políticos radicales y siempre negó recompensas por su participación, argumentando que actuaba como patriota comprometida con México.

Muerte y legado

Josefa Ortiz de Domínguez falleció el 2 de marzo de 1829 en Ciudad de México. Inicialmente fue enterrada en el convento de Santa Catalina de Sena, y sus restos fueron trasladados a Querétaro. El gobierno de Querétaro la declaró “Benemérita del Estado”, reconociendo su heroísmo y papel fundamental en la independencia de México.

Su vida y valentía consolidan a Josefa Ortiz de Domínguez como una de las figuras más importantes de la historia de México, conocida como “La Corregidora”, símbolo de liderazgo femenino y patriotismo.

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