La huelga de Cananea y la Revolución Mexicana

La huelga de Cananea y el origen de la Revolución Mexicana

La huelga de Cananea de 1906 es considerada uno de los antecedentes más importantes de la Revolución Mexicana. Este acontecimiento marcó un punto de inflexión en la historia laboral del país, ya que reveló la desigualdad, el abuso y la falta de derechos de los trabajadores durante el largo gobierno de Porfirio Díaz. En este artículo, exploraremos cómo el movimiento obrero en Cananea se convirtió en un símbolo de resistencia y justicia social, y cómo contribuyó a encender la chispa revolucionaria que cambiaría a México para siempre.

Los orígenes del derecho de huelga en México

Desde finales del siglo XIX, el país vivía una profunda transformación económica. Las industrias, las minas y los ferrocarriles crecían rápidamente gracias a las inversiones extranjeras, pero los beneficios se concentraban en manos de unos pocos. En ese contexto, los trabajadores mexicanos comenzaron a organizarse para defender sus derechos. La idea del derecho de huelga surgió como una respuesta a los abusos de las empresas y la falta de intervención del Estado.

Durante el Porfiriato, las leyes favorecían claramente a los empresarios. Según el Código Penal de 1872, cualquier intento de los trabajadores por protestar o exigir mejoras podía considerarse un motín. El artículo 925 establecía penas de prisión para quienes intentaran “hacer que suban o bajen los salarios” o “impedir el libre ejercicio del trabajo”. En otras palabras, el derecho a la huelga estaba prácticamente prohibido.

Las primeras organizaciones obreras mexicanas nacieron con ideales de mutualismo y cooperativismo. Su objetivo era proteger a los trabajadores mediante el apoyo mutuo y la ayuda económica, pero estas estrategias resultaron insuficientes frente al poder del capital extranjero. Con el tiempo, surgió una conciencia de clase más fuerte, que inspiró la creación de sindicatos y asociaciones de resistencia. En ese ambiente nació la huelga de Cananea, la cual marcó un antes y un después en la historia laboral del país.

El contexto social y económico previo a la huelga

Durante los últimos años del régimen de Díaz, el país estaba lleno de contrastes. Mientras los inversionistas estadounidenses y europeos se enriquecían con los recursos naturales de México, los obreros nacionales sufrían bajos salarios, largas jornadas de trabajo y discriminación. En el norte del país, la Compañía Minera de Cananea Consolidated Copper Company, propiedad del empresario estadounidense William C. Greene, era un ejemplo claro de esa desigualdad.

En esta empresa, los obreros mexicanos ganaban menos que sus compañeros extranjeros, a pesar de realizar el mismo trabajo. Además, los puestos de mando estaban reservados exclusivamente para estadounidenses. Esta situación generó un creciente malestar entre los mineros, que comenzaron a organizarse para exigir condiciones más justas.

El estallido de la huelga en Cananea

El 1 de junio de 1906, más de diez mil trabajadores del mineral de Cananea, en Sonora, se declararon en huelga. Los líderes del movimiento fueron Manuel M. Diéguez, Esteban Baca Calderón y Lázaro Gutiérrez de Lara, quienes habían promovido la unión y el espíritu de lucha entre los obreros.

Huelga de Cananea
Huelga de Cananea, antecedente de la Revolución Mexicana.

Los huelguistas presentaron un pliego de peticiones a la empresa minera, que incluía demandas muy claras:
  • Un salario mínimo de cinco pesos por jornada de ocho horas.
  • Que el 75% de los empleados fueran mexicanos y el 25% extranjeros.
  • Derecho de ascenso para los trabajadores nacionales con base en sus méritos.
  • La destitución de capataces abusivos y la mejora del trato hacia los obreros.

Estas exigencias no fueron aceptadas por el señor Greene, quien consideró que los trabajadores no tenían derecho a cuestionar las decisiones de la compañía. Incluso amenazó con cerrar las minas y despedir a todo el personal. Su negativa provocó una enorme indignación entre los mineros, que decidieron continuar con la huelga.

El enfrentamiento y la represión

Durante una manifestación pacífica, los huelguistas fueron atacados por empleados estadounidenses de la empresa, entre ellos los hermanos George y William Metcalf, quienes dispararon contra los obreros y mataron a varios de ellos. La violencia desató un enfrentamiento que terminó con la muerte de ocho trabajadores mexicanos y dos estadounidenses.

La situación empeoró al día siguiente, cuando el gobernador de Sonora, Rafael Izábal, llegó a Cananea acompañado de fuerzas armadas. Entre ellas había más de 200 rangers estadounidenses, encabezados por el coronel Thomas Rinning, que cruzaron la frontera para reprimir la huelga. La presencia de tropas extranjeras en territorio nacional indignó a la población, pero el gobierno de Díaz no intervino para defender a los trabajadores.

Las tropas atacaron brutalmente a los huelguistas, arrestaron a los líderes y los enviaron a la prisión de San Juan de Ulúa. El mensaje era claro: el régimen porfirista no toleraría ningún tipo de resistencia obrera. Sin embargo, lejos de apagar el espíritu de lucha, estos acontecimientos encendieron la conciencia social que pronto estallaría en la Revolución Mexicana.

Consecuencias de la huelga de Cananea

La huelga de Cananea no logró cumplir sus demandas inmediatas, pero dejó una profunda huella en la historia de México. Fue una muestra del despertar político y social de los trabajadores y de la necesidad urgente de cambios estructurales. Los abusos cometidos por las autoridades y la represión violenta evidenciaron el carácter autoritario del régimen de Díaz.

Los periódicos de la época, tanto nacionales como internacionales, denunciaron la intervención extranjera en el conflicto, mientras que muchos intelectuales y periodistas comenzaron a cuestionar abiertamente al gobierno. La lucha de los mineros sonorenses se convirtió en un símbolo de dignidad y resistencia, y sus demandas serían retomadas años después en la Constitución de 1917, que finalmente reconoció el derecho de huelga y la libertad sindical.

Cómo la huelga de Cananea encendió la chispa de la Revolución Mexicana”

Los sucesos de Cananea, junto con la huelga de Río Blanco en 1907, se consideran los antecedentes directos de la Revolución Mexicana. Ambos movimientos reflejaron el descontento generalizado contra un sistema que beneficiaba a las élites extranjeras mientras marginaba al pueblo mexicano. Además, mostraron que los trabajadores estaban dispuestos a luchar por la justicia social, aun a costa de su propia vida.

Cuando Francisco I. Madero lanzó el Plan de San Luis en 1910, llamando al pueblo a levantarse contra Díaz, los obreros de todo el país ya habían vivido en carne propia la opresión del régimen. Por eso, muchos de ellos se unieron rápidamente al movimiento revolucionario. La sangre derramada en Cananea no fue en vano: su sacrificio inspiró a miles de mexicanos a exigir libertad, justicia y democracia.

Conclusión

La huelga de Cananea no solo fue un conflicto laboral; fue el grito de un pueblo que exigía respeto y dignidad. Representó el despertar de la clase obrera mexicana y marcó el inicio de una nueva era en la historia del país. Aunque en su momento fue reprimida con brutalidad, su legado perdura como símbolo de lucha, coraje y justicia social. Gracias a movimientos como este, México pudo construir un camino hacia la Revolución Mexicana y hacia la conquista de los derechos laborales que hoy conocemos.

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