Gobierno de Álvaro Obregón: Reconstrucción y reformas

Gobierno de Álvaro Obregón: reconstrucción y reformas tras la Revolución Mexicana

El Gobierno de Álvaro Obregón (1920-1924) marcó una de las etapas más importantes de la reconstrucción nacional después de los años de lucha de la Revolución Mexicana. Durante su administración se consolidaron las principales metas revolucionarias, se aplicaron los artículos sociales de la Constitución de 1917 y se impulsaron reformas agrarias, laborales, educativas y financieras que transformaron profundamente el país.

Antecedentes: el ascenso de Obregón al poder

Tras el asesinato de Venustiano Carranza en 1920, el país entró en una nueva etapa política. El Plan de Agua Prieta, promovido por los generales sonorenses, desconoció al gobierno carrancista y abrió el camino para un liderazgo militar del norte. Adolfo de la Huerta fue designado presidente interino y su prioridad fue pacificar al país.

General Álvaro Obregón
General Álvaro Obregón y Pancho Villa

Durante su breve gobierno, De la Huerta logró controlar las guerrillas y pactó la rendición de Francisco Villa, otorgándole la hacienda de Canutillo en Durango, donde el caudillo llevó a cabo una experiencia agraria exitosa. Luego convocó a elecciones presidenciales, en las cuales Álvaro Obregón resultó electo el 5 de septiembre de 1920.

Inicio del gobierno y objetivos principales

Obregón asumió la presidencia con el propósito de iniciar la llamada Etapa Reconstructiva de la Revolución Mexicana. Su plan de trabajo se centró en consolidar las metas revolucionarias, cumplir con los principios de la Constitución de 1917 y pacificar al país tras una década de conflictos.

Su gabinete incluyó a dos figuras clave del grupo sonorense: Plutarco Elías Calles en la Secretaría de Gobernación y Adolfo de la Huerta en Hacienda. Con ellos impulsó una administración orientada a resolver los problemas sociales, económicos y culturales heredados del conflicto armado.

Reformas agrarias y políticas sociales

Uno de los principales retos de Obregón fue el problema agrario, raíz del levantamiento campesino iniciado en 1910. En cumplimiento del Artículo 27 constitucional, expidió la Ley de Ejidos y creó la Procuraduría de los Pueblos, instituciones que permitieron la restitución de tierras y la distribución de parcelas entre los campesinos.

Estas medidas fueron un paso hacia la justicia social, pero también una estrategia para pacificar al campo y reducir la influencia de los antiguos caudillos revolucionarios. Con ello, el gobierno obregonista consolidó un sistema agrario más regulado, aunque aún insuficiente para resolver completamente la desigualdad rural.

Política laboral y la CROM

En el ámbito laboral, Obregón aplicó el Artículo 123 constitucional, reconociendo los derechos de los trabajadores y fomentando la organización sindical. Bajo su mandato se fortaleció la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), dirigida por Luis N. Morones, que se convirtió en un instrumento político del gobierno.

El Estado promovió medidas en favor del sector obrero, como el descanso dominical obligatorio y la creación de juntas de conciliación y arbitraje. Sin embargo, la alianza con la CROM también generó críticas, ya que sirvió para controlar los movimientos laborales y debilitar a los grupos vinculados con la Iglesia.

Política económica y financiera

En el terreno económico, el gobierno obregonista buscó estabilizar las finanzas nacionales y restablecer las relaciones con Estados Unidos. Para ello, se impulsaron dos acuerdos fundamentales:

El Convenio De la Huerta–Lamont (1922)

Este convenio, firmado por Adolfo de la Huerta con representantes estadounidenses, reconocía la deuda externa mexicana, que ascendía a 400 millones de pesos, pagaderos en 40 años. El acuerdo permitió recuperar la confianza internacional y sentó las bases para la reactivación económica.

Los Tratados de Bucareli (1923)

Estos tratados buscaron resolver los conflictos derivados de la Constitución de 1917, especialmente el Artículo 27 sobre propiedad del subsuelo. En la práctica, el gobierno mexicano se comprometió a no afectar los intereses petroleros estadounidenses ni expropiar sus propiedades. Aunque fueron duramente criticados por considerarse una concesión excesiva, gracias a ellos México obtuvo el reconocimiento diplomático de Estados Unidos.

Relación con los sectores sociales y conflictos políticos

El gobierno de Obregón no estuvo exento de conflictos. Diversos atentados y rebeliones reflejaron la tensión política del periodo. Entre ellos, destacan los asesinatos de Francisco Villa y Lucio Blanco, así como la ejecución del general Francisco Murguía por rebelarse.

Las relaciones con la Iglesia católica también se deterioraron. En 1921, un atentado con bomba contra la Virgen de Guadalupe —atribuido a un empleado de la presidencia— causó gran conmoción. Posteriormente, el delegado apostólico monseñor Phillipini fue expulsado del país, y en 1924 se sancionó a funcionarios que participaron en el Congreso Eucarístico Nacional. Estas medidas anticiparon los futuros conflictos religiosos de la década siguiente.

La gran reforma educativa y cultural

Una de las mayores aportaciones del gobierno de Obregón fue la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP) el 28 de septiembre de 1921, encabezada por José Vasconcelos. Con el lema “Alfabeto, pan y jabón”, el proyecto educativo buscó alfabetizar a las masas, promover el nacionalismo cultural y fortalecer la identidad mexicana.

Principales objetivos del programa educativo

  • Fomentar el nacionalismo y rescatar los valores indígenas y humanos.
  • Promover la alfabetización y crear escuelas rurales e indígenas.
  • Fundar bibliotecas, publicar revistas y obras clásicas.
  • Apoyar a intelectuales y artistas nacionales como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
  • Impulsar el muralismo mexicano como medio de educación visual y orgullo nacional.

El gobierno destinó un promedio de 22 millones de pesos del presupuesto federal para construir infraestructura educativa en todo el país: escuelas primarias, secundarias, rurales, preparatorias y técnicas. La educación se convirtió así en un pilar del nuevo Estado posrevolucionario.

El asesinato de Álvaro Obregón

Después de su mandato, Obregón se retiró temporalmente de la política, pero en 1928 fue reelegido presidente. Antes de asumir el poder, el 17 de julio de 1928, fue asesinado en un restaurante de la Ciudad de México por José de León Toral, un fanático católico que se oponía a las políticas anticlericales del régimen. Su muerte marcó el final de la etapa caudillista y abrió paso al Maximato encabezado por Plutarco Elías Calles.

Conclusión

El gobierno de Álvaro Obregón representó una fase clave en la consolidación del nuevo Estado mexicano. Sus políticas agrarias, laborales y educativas sentaron las bases de la estabilidad política y social que caracterizaría al país en las siguientes décadas. Aunque su administración no estuvo exenta de contradicciones y conflictos, Obregón logró cumplir uno de los mayores objetivos de la Revolución: transformar a México en una nación más moderna, con instituciones sólidas y una identidad cultural renovada.

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